Ayudamos a la accesibilidad en la catequesis

Lo mismo se diga de sus padres, madres y hermanos, auténtica «fábrica de esperanza» para estos chavales y para toda la Iglesia y la sociedad. Sin duda alguna, tenemos que dar muchos más pasos formativos para generar cultura del encuentro y la inclusión de las personas con otras capacidades en todos nuestros ámbitos de Iglesia. Esta herramienta es un aldabonazo sobre todo lo que nos queda por hacer. Nada más empezar a manejar estos materiales te das cuenta de cómo apuntan a lo nuclear y decisivo de nuestra fe .Aquello «ocultado a los sabios y poderosos y revelado a los sencillos» (Mt 11,25). Jesucristo Eucaristía se hace intuible y accesible para todos. Este es el grandísimo mérito de Elisabeth Chuquipiondo y todo el grupo de padres y madres coraje que, sobrepuestos al impacto inicial, dijeron sí como María a una obra que es, sin duda alguna, del Espíritu Santoy que constituye uno de los testimonios mas elocuentes de la fuerza del amor gratuito del Evangelio. Los padres y las madres de estas benditas criaturas son, posiblemente muy a su pesar, unos héroes. Pero, sobre todo, en la Iglesia queremos ayudarles a que sean santos. Lo tienen más fácil que el resto de los mortales porque conviven con unas criaturas angelicales que evocan la limpieza de corazón y la bondad natural. Por todas estas circunstancias, este material trasciende su valor instrumental. Anima a la comunidad creyente a poner en valor lo esencial y a no sumarse a una cultura utilitarista y pragmática, incapaz de valorar la vida como don que nos es dado. Y, sobre todo, los pictogramas permiten a los niños con capacidades diferentes adentrarse, en la medida de sus posibilidades (por otra parte, exactamente igual que al resto de los mortales), en el misterio de Dios y en la gozosa celebración de la Eucaristía. Ocasión para que obre la gracia de Dios desde la más pura gratuidad y con el concurso de unas criaturas en estado de gracia más plena que todos los que los acompañamos. Dios bendiga esta iniciativa y todo lo que está por venir.

Tiene vocación de multiplicador, como una aportación para normalizar, también sacramentalmente, la vida de estos niños (y de sus padres), mostrando el misterio del amor sublime de Dios, anticipado sin lugar a duda de una manera cuasi sacramental en el sí generoso que dieron sus papás y mamás a una vida que llegaba en un formato no esperado. Muy bienvenida sea esta herramienta para unos niños especiales, muy deseados y queridos entrañablemente por Dios, que se verán beneficiados por la gracia sobrenatural de los sacramentos de la Iglesia. La Comisión Diocesana para la atención de las personas con discapacidad de la archidiócesis de Madrid se suma a celebrar con enorme alegría el cumplimiento del deseo de Jesús: «Dejad que los niños se acerquen a mí» (Mt 19,14). Dios los quiere amigos y confidentes suyos, miembros de pleno de derecho de la comunidad eclesial, sin barreras, felices en la tierra y, un día, eternamente dichosos en el cielo. Lo mismito que anhela para todos.